miércoles, septiembre 10, 2014

Voces saharauis de libertad: La poesía de Zahra el Hasnaui y Salka Embarek

Marianela Rivera, Ph.D. University of Minnesota, Twin Cities
Resumen: En octubre del 2010, los saharauis dieron los primeros pasos en Gdeim Izik hacia un ideal de libertad que posteriormente se extendería a otros países árabes. Este estudio explora la manera en que las autoras saharauis Zahra el Hasnaui y Salka Embarek utilizan la poesía como medio para transmitir un mensaje colectivo de rebeldía y esperanza, creando a su vez un discurso poético y revolucionario en defensa de su identidad como saharauis.
La información relacionada a la literatura saharaui es escasa. De hecho, poco se sabe a nivel internacional sobre el Sáhara Occidental, sobre su historia y su situación política actual, y mucho menos sobre su producción cultural. Sin embargo, desde principios de la década del 2000, un grupo de escritores saharauis se ha dado a la tarea de llevar un mensaje al mundo en el que exponen su historia, su identidad, su cultura, sus tradiciones, el paisaje saharaui, su sociedad y su larga lucha por la libertad ante la ocupación de sus territorios por parte de Marruecos durante casi cuarenta años. Tanto hombres como mujeres saharauis, herederos de una larga tradición oral de poetas que cantan a la libertad del desierto, se han comprometido a transmitir más que un arte a través de su literatura, ya que dan voz a sus compatriotas desaparecidos, encarcelados, torturados y asesinados en su lucha por el reconocimiento oficial y definitivo de la República Árabe Saharaui Democrática. Entre esos poetas se puede nombrar a las autoras saharauis Zahra el Hasnaui y Salka Embarek, quienes con su obra han construido puentes que conectan la causa de su pueblo con una literatura revolucionaria que exige un cambio político y social inmediato y permanente.
La literatura saharaui contemporánea, específicamente la poesía, está íntimamente ligada a la situación política del Sáhara Occidental. Cada palabra, cada verso y cada estrofa creados por un poeta saharaui lleva plasmado su amor por su patria, su lucha por la libertad, la añoranza del regreso del exiliado, la decepción ante el silencio impuesto sobre un pueblo que intenta ser escuchado y el llanto por los compatriotas que han perdido la vida en su intento por recuperar las tierras ocupadas por Marruecos. Los poetas saharauis utilizan la poesía como una herramienta esencial de protesta pacífica, la cual siempre los ha caracterizado. Como señalan Pablo San Martín y Ben Bollig (2007: 13), la nueva poesía saharaui es una poesía que lucha por construir su propia identidad y que es utilizada como un arma por parte de los escritores en el exilio para combatir la opresión. De hecho, en su descripción sobre la poesía saharaui, San Martín y Ben Bollig (2007) hacen referencia al poeta español Gabriel Celaya [1] ya que como Celaya, la literatura saharaui es utilizada como método de denuncia. La poesía en este caso, se convierte entonces en un eslabón fundamental dentro de la cadena de revoluciones árabes recientes y es a su vez un reflejo permanente de los movimientos populares que posteriormente se extendieron hacia muchos otros países para dar lugar a la ya histórica Primavera Árabe.
El Sáhara Occidental y la Primavera Árabe
La Primavera Árabe comenzó a finales del año 2010 y se caracterizó por el surgimiento de revueltas populares que exigían un sistema de gobierno democrático en países como Túnez, Libia, Egipto, Siria y algunos países del Golfo Árabe (o Pérsico), entre otros. Dichas revueltas continúan hoy en día en mayor o menor grado, y fueron definidas alrededor del mundo como revoluciones sin precedente en las que por primera vez el pueblo árabe exigió a sus gobernantes un cambio drástico en sistemas políticos cuyo poder había sido incuestionable por décadas. El catalizador inmediato de dichas revoluciones tuvo lugar en la ciudad de Sidi Bouzid, en Túnez, en diciembre del año 2010, con la muerte del joven tunecino Mohamed Bouazizi. En su desesperación ante la difícil situación económica que enfrentaba y las injusticias cometidas por un gobierno que se negaba a ayudar a su familia y a su pueblo, Bouazizi decidió inmolarse en público como protesta, desatando una imparable ola de manifestaciones públicas a nivel internacional. Sin embargo, a principios del año 2011, en una entrevista con Democracy Now!, Noam Chomski, del Instituto Tecnológico de Massachusetts, señaló que la Primavera Árabe en realidad comenzó en el Sáhara Occidental en noviembre del 2010. Efectivamente, en una publicación titulada La primavera saharaui, la editora, Concepción Moya Fernández cita a Chomski en una traducción de lo dicho sobre el asunto:
La actual ola de protestas en realidad comenzó en noviembre pasado en el Sáhara Occidental, que está bajo ocupación marroquí después de una brutal invasión (…) Las fuerzas marroquíes intervinieron para desmantelar miles de jaimas [2] causando una gran cantidad de muertos y heridos y así sucesivamente luego se propagó la protesta. Es una atrocidad mayor.” (Moya Fernández 2012: 3)
En su declaración, Chomski se refiere al sangriento enfrentamiento entre marroquíes y saharauis que tuvo lugar en el campamento Gdeim Izik, conocido también como el Campamento Dignidad, en las afueras de El Aaiún. Dicho enfrentamiento tuvo lugar en noviembre del año 2010, dos meses antes de la muerte de Bouazizi en Túnez, y terminó con el violento desmantelamiento del campamento en el que se habían establecido civiles saharauis. Gdeim Izik fue creado como campamento de protesta pacífica por la precaria situación en la que vive el pueblo saharaui y por la muerte del joven Nayem El Gareh, en octubre del 2010 a manos de militares marroquíes.
Los eventos sucedidos en el campamento Gneim Izik en el 2010 fueron determinantes tanto para el Sáhara Occidental como para los países árabes que sufrían la opresión y la violencia por parte de gobiernos que velaban por sus propios intereses. El 8 de noviembre de ese año, el gobierno marroquí autorizó la intervención militar en el campamento Gneim Izik con el propósito de desmantelarlo y acallar las protestas. La intervención marroquí tuvo un resultado desastroso: cientos de desaparecidos y heridos saharauis (entre ellos civiles), centenares de detenidos saharauis, la destrucción del campamento, la expulsión de la prensa internacional (entre ellos, miembros de la prensa española), el uso de fuerza excesiva en contra de civiles y la muerte de Baby Hamday Buyema, saharaui con nacionalidad española asesinado a manos de las fuerzas marroquíes. A pesar de la evidencia, el gobierno marroquí se negó a aceptar las cifras presentadas en informes hechos por organizaciones no gubernamentales, como Amnistía Internacional y Human Rights Watch. Como resultado, la acción militar ejercida contra el campamento Gneim Izik se convirtió rápidamente en una importante controversia internacional y en la mayor protesta llevada a cabo en la región desde la salida de las fuerzas españolas en la década del 70.
Marruecos en el Sáhara Occidental: la ocupación
La lucha de los saharauis por la defensa de sus tierras no surgió a partir de eventos recientes. La disputa por el territorio del Sáhara Occidental se remonta a los últimos meses del año 1975. Con Francisco Franco en su lecho de muerte, España había comenzado el proceso de descolonización africana impulsado a su vez por las Naciones Unidas. Al mismo tiempo, la Marcha Verde [3], incitada por el rey marroquí Hassan II, y la posterior firma del Acuerdo Tripartito de Madrid [4] entre representantes de España, Marruecos y Mauritania, añadieron leña a un fuego ya casi incontrolable sobre el destino del Sáhara Occidental. A pesar de las presiones ejercidas por los países fronterizos, el 27 de febrero de 1976, un día después de la retirada oficial de España del territorio saharaui y luego de casi un siglo de dominio español, se proclamó la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) en Bir Lehlou, un pozo situado en la zona noreste del Sáhara Occidental, cerca de la frontera mauritana. Marruecos ejerció un ataque inmediato y posteriormente más de cuarenta mil saharauis huyeron a campos de refugiados en la frontera argelina, los cuales bombardeados por Marruecos. Esto dio paso a una guerra entre Marruecos y el Frente Polisario [5] (Frente Popular de Liberación de Saguía el Hamra y Río de Oro), que duraría quince años (Campoy-Cubillo 2012: 155). En septiembre de 1991, representantes de las Naciones Unidas llegaron al Sáhara Occidental con la intención de mantener y verificar el alto al fuego entre el Polisario y Marruecos, disolver a las tropas militares de ambos bandos, liberar a los presos políticos, repatriar a los refugiados, llevar a cabo un censo y organizar un referéndum, pero de dichos objetivos, solo algunos se cumplieron y de manera parcial (Pastrana 2014: sp [6]
En su libro Sáhara: memoria y olvido, Yolanda Sobero (2010) señala que “El Sáhara es un problema creado por una nefasta política de descolonización del franquismo y su abandono apresurado es una de las herencias abiertas que hemos recibido de aquella dictadura. El Sáhara es el tema pendiente de nuestra memoria histórica, de la transición y de la política de todos los gobiernos democráticos desde 1975” (128). Y es que actualmente, a pesar de que mucho se ha dicho y negociado tanto en el Sáhara Occidental como en Marruecos, en España y a nivel internacional, el proceso de descolonización en la región no ha terminado y los saharauis continúan esperando a que se les conceda la oportunidad de ejercer oficialmente su derecho de autodeterminación.
Actualmente, el territorio del Sáhara se encuentra dividido de norte a sur por un muro de más de 2,000 kilómetros de largo, protegido por más de 130,000 soldados marroquíes (San Martín y Bollig 2008: sp) La zona occidental continúa ocupada por el gobierno marroquí, mientras que la zona este del muro está constituida por los “territorios liberados”, bajo el mando del Polisario. Diecinueve años después de la ocupación, con el propósito de celebrar el trigésimo segundo aniversario de la proclamación de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), el año 2008 fue declarado año internacional por la defensa de los derechos humanos en el Sáhara Occidental. Sin embargo, a pesar de numerosos esfuerzos de organizaciones tanto nacionales como internacionales, la situación política del Sáhara Occidental continúa lejos de ser resuelta.
La poesía saharaui
Los poetas saharauis han tenido un papel fundamental en la difusión del sentir de sus compatriotas sobre la situación social y política de la zona. A pesar de que lo poco que se conoce sobre la historia literaria de la región, la combinación de su tradición oral y de la poesía contemporánea (específicamente a partir de la generación de los años 70), ha formado parte esencial del marco cultural que caracteriza al pueblo saharaui, de su carácter y de su patriotismo. La Generación de la Amistad, creada en el 2005, es ejemplo de ello. A dicha generación pertenecen poetas nacidos entre finales de los años 60 y principios de los 70 y cuya niñez y adolescencia se vieron marcadas por la ocupación marroquí del Sáhara Occidental, por la huida de sus familias a los campos de refugiados y por su propio exilio a la isla de Cuba. En un artículo sobre la obra de la poetisa Zahra el Hasnaoui, la profesora Begoña Pozo (2009) señala que a partir del nacimiento de la Generación de la Amistad “se vieron reforzados—desde la perspectiva del espacio literario público---los vínculos que se habían ido creando entre los diversos poetas, narradores, periodistas e intelectuales saharauis exiliados. Era el momento del grito colectivo, del posicionamiento social, crítico y literario: ya no había marcha atrás” (2-3). Como señalan Pablo San Martín y Ben Bollig (2008) en su introducción a la antología poética saharaui Treinta y uno, la poesía de esta generación responde directamente a una conexión trazada entre la literatura y la política a través de la historia ya que los poetas saharauis tienen una tradición de compromiso que incluye el uso de la literatura como método de comunicación, diplomacia y organización (13).
Esta generación de poetas, llamada así por la gran amistad que los une y por su lucha común por la libertad de su patria, se caracteriza también por el uso del idioma español en la producción de sus obras e incluye escritores y activistas de renombre como Liman Boicha, Ali Salem Iselmu, Bahia Mahmud Awah, Saleh Abdalahi, Chejdan Mahmud, Luali Lesham y Ebnu, entre otros. Sin embargo, merece la pena subrayar la importancia de las mujeres dentro de ese grupo, entre ellas la poetisa y miembro fundador, Zahra el Hasnaui Ahmed y la escritora y activista política Salka Embarek.
Zahra el Hasnaui Ahmed
Zahra el Hasnaui Ahmed, nacida en el Aaiún, capital del antiguo Sáhara español, vivió la ocupación marroquí en carne propia. A diferencia de muchos de sus compañeros de la Generación de la Amistad, Zahra y su familia se vieron obligados a permanecer en territorio ocupado. El Hasnaoui continuó estudiando español en el Sáhara ocupado y posteriormente viajó a Madrid a estudiar en la Facultad de Filología en la Universidad Complutense de Madrid así como también en Londres (Generación de la Amistad 2007a: 113), en donde perfeccionó su conocimiento del inglés. Al igual que otros miembros de la Generación de la Amistad, posteriormente el Hasnaoui regresó al Sáhara Occidental y trabajó en la Radio Nacional Saharaui, en donde junto a otros compatriotas descubrió su amor por la poesía, por su cultura y por su país.
Muchos de los poemas de Zahra el Hasnaui son dedicados abiertamente a los ciudadanos saharauis que han sido víctimas o que han participado directa o indirectamente del movimiento revolucionario saharaui en contra de la ocupación marroquí. El papel central de la mujer revolucionaria tanto en su poesía como en sus dedicatorias también es evidente. El Hasnaui, demuestra un dolor que se desdobla en su posición como mujer, como madre y como saharaui ante las injusticias cometidas en contra de su pueblo y ante el paso del tiempo sin que se castigue a los culpables. A través de un lenguaje profundo y lleno de imágenes que remontan al lector a las arenas del desierto que caracterizan el Sáhara Occidental y sus fronteras, El Hasnaoui se identifica con la lucha revolucionaria y con sus víctimas sin perder la esperanza y sin perder la conexión de su cultura y su identidad con la tierra a la que pertenecen. El continuo uso de elementos ligados directamente al paisaje desértico y al conflicto bélico, entre ellos las voces (o la ausencia de ellas), el temor, el abandono, la lucha sin tregua, el paso del tiempo, el exilio y los recuerdos, son característicos de su obra. De hecho, el elemento temporal, específicamente el enfoque en el paso del tiempo, subraya la angustiosa espera del pueblo saharaui que por años se ha mantenido en un limbo político sin que se decida oficialmente su estatus. Muchos de los poemas de El Hasnaui, presentan de diversas maneras esa angustia, como por ejemplo en el siguiente fragmento del poema El año diez y uno, dedicado a “las madres saharauis, desaparecidas durante años en mazmorras marroquíes, a las infancias robadas” (Um Draiga, 2007: 117):
Diez años y un día
en este dilatado desvelo
mirando sin ver.
Diez años y un día
afanándose la Ignorancia
en velar la Razón.
[…]
El poema recalca el paso del tiempo (diez años y un día), el cual inevitablemente se multiplica de manera paralela al desasosiego de los saharauis. El Hasnaui acentúa la tragedia de su pueblo al describir un sistema político internacional que continúa “mirando sin ver” y que permite que la ignorancia se imponga ante la razón, echando a un lado a un pueblo que por siglos ha hecho del Sáhara Occidental su único hogar. Por otra parte, el poema Voces, publicado pocos años antes de la Primavera Árabe, fue dedicado por la autora a “todas las voces saharauis secuestradas, en tumbas y en cárceles; esas voces que, sin embargo, no sólo paredes revientan” (Um Draiga, 2007: 118):
Quizás pienses que tu voz no me llega,
que el malvado siroco la rapta
antes de llenar mis sentidos.
Quizá sueñes que el eco es mudo
el espejo ciego y los versos
se acobardan.
Se agolpan tus clones,
y alborotados pugnan
por salir en blanco y
negro de mi garganta.
A veces escupo,
casi siempre embucho,
ira, sangre, paz, tierra.
Quisiera encadenar
tus manos a las mías,
el techo oscuro
abrir a las estrellas.
Quisiera, los ojos,
limpiar de rabia.
Treinta voces,
treinta veces,
repiten la historia,
porque nadie pudo,
nada puede domar
las voces que rozan el alma.
En las primeras estrofas de Voces, El Hasnaui se dirige a las mujeres saharauis a quienes va dedicado el poema, subrayando con varios “quizás” la posibilidad de un sentimiento de abandono que tal vez las abrumaría y que sin embargo es refutado con la afirmación de que sus voces llegan más allá del oscuro espacio que ocupan. El poema subraya el sufrimiento de un pueblo que se siente abandonado y el de las mujeres que han sido encarceladas, torturadas o asesinadas, cuyas voces se alzaron más allá del silencio impuesto, del temor y de la indiferencia de quienes observan el conflicto desde afuera. “Ira, sangre, paz, tierra” son palabras que refuerzan la lucha inquebrantable contra el opresor y que atan a su vez las emociones de un pueblo indomable que se desangra en su lucha por la libertad de su patria. La autora reafirma su deseo de tomar acción tanto física como emocional, uniéndose a las saharauis encadenadas y apartadas de su pueblo por la fuerza, liberándolas con su poesía. La última estrofa contrapone el tiempo acontecido desde la ocupación marroquí al momento de la escritura del poema, con la fuerza de las voces del pueblo saharaui. Para El Hasnaui, la historia de opresión se repite pero de la misma manera el pueblo saharaui repite su patriotismo sin dejar que sus voces sean silenciadas.
Otro poema dedicado por El Hasnaui a la revolución y a los que murieron por ella es el poema Una flor, que al igual que Voces, fue publicado antes de que tuviera lugar la Primavera Árabe. En su dedicatoria, la poetisa define la lucha de su pueblo como una defensa por el derecho a existir, pero a su vez hace que el poema sea fácilmente aplicable a otros pueblos que, como los saharauis, continúan viviendo bajo la bota de gobiernos opresores:
Tras años de asfalto, cabalgaba las arenas rescatando estrofas infantiles y muñecas de marfil. Una flor, sobre una tumba anónima, derramaba sombra en la yerma claridad. Condecoraba la tierra al soldado civil. La sencilla ofrenda enmudeció mis pensamientos, la pompa y el clamor. Y me inundó la lluvia. Y no supe qué hacer. Decidí sentir.
Una vez más, El Hasnaui reitera la importancia del paso del tiempo, en este caso los años transcurridos en el exilio y el momento en que se lleva a cabo el regreso a una patria aún en pie de lucha. La mención de elementos referentes al ambiente o al paisaje, como la presencia del “asfalto” y las “arenas”, marcan el contraste entre las ciudades que recibieron a los exiliados saharauis en Cuba y en España luego de la ocupación y el paisaje desértico que caracteriza al Sáhara Occidental. Esa primera estrofa nos transporta a lo vivido por la poetisa y por muchos otros de sus compañeros de la Generación de la Amistad, quienes pasaron gran parte de su juventud en ciudades extranjeras sufriendo profundamente la ausencia de sus familias y de la tierra que los vio nacer. La conexión de El Hasnaui y de su pueblo con el desierto es central en este poema y la naturaleza se convierte en cómplice de los saharauis. El desierto y sus arenas enaltecen la causa de los saharauis que han muerto luchando por la libertad, convirtiéndose en una tumba anónima en la que descansan los compatriotas que, como dice la autora, lo entregaron todo para defender a su pueblo. La flor surge entonces como una imagen sublime e inesperada que glorifica y perpetúa dicha causa y que da lugar a un llanto que, como la escasa lluvia en las zonas desérticas, conmueve y llega al alma.
Al igual que sus compañeros poetas, Zahra el Hasnaui reaccionó inmediatamente a la tragedia del Gdeim Izik y se dirigió al joven saharaui de 14 años, Nayem el Gareh, asesinado a balazos poco antes de la intervención militar marroquí en dicho campamento. En un corto pero potente poema dedicado a Nayem, El Hasnaui dice:
Extraño es este nuevo habitáculo al que te ves reducido,
tú que sobreviviste la inmensidad de la desesperanza.
Extraño es no estar entre los vivos.
[…]
Te vas de nosotros engañando a la muerte,
para renacer con la primavera cada ocho de noviembre.
Te vas sin ruido hacia la tierra que te viste con polvo de flores.
La escritora abre un diálogo de despedida con el joven fallecido, quien había sobrevivido catorce años de ocupación militar; catorce años que ella describe como años de desesperanza. El cuerpo de Nayem tal vez aparente haber sido reducido a una fosa, pero en cambio ha regresado a la tierra por la que él murió, convirtiéndose en un mártir de la causa saharaui. Nayem ya no está físicamente entre los vivos, pero su nombre y su muerte perdurarán en el corazón de su familia y de su pueblo como parte de esa primavera que dio comienzo en el año 2010.
Salka Embarek
Salka Embarek es una escritora, poetisa y activista hispano-saharaui que vive actualmente en Tenerife, las Islas Canarias. De padre saharaui y madre canaria, Embarek nació en El Aaiún, Sáhara Occidental, poco antes de la ocupación marroquí. A diferencia de Zahra el Hasnaui, Salka Embarek y su familia lograron escapar de la zona ocupada. Posteriormente, Embarek cursó estudios en filología, filosofía y periodismo y es miembro activo de la Generación de la Amistad (Moya Fernández 2012: 85). Casi la totalidad de su obra está dedicada a la defensa del derecho a la autodeterminación de los saharauis y a la defensa de los derechos humanos de su pueblo.
La fuerza de los poemas de Salka Embarek reside en la combinación de temas e imágenes enlazados directamente a la lucha del pueblo saharaui desde la ocupación marroquí hasta la actualidad. En cada poema se entremezclan emociones correspondientes tanto al dolor físico como al sacrificio patriótico, desconocidos o ignorados por la comunidad internacional. El lenguaje y la temática revolucionaria de Embarek son mucho más directos que los empleados por Zahra el Hasnaui en sus poemas, y la mención directa de la libertad de su tierra como objetivo principal de su obra acentúa la función doble de los escritos de Embarek como texto literario y como texto de activismo político. Embarek dialoga con el lector, se identifica con el paisaje del Sáhara, reconforta y apoya a sus compatriotas y exige acción por parte de la comunidad internacional. Sin embargo, a diferencia de Zahra El Hasnaui, Embarek se enfrenta directamente al invasor, lo señala como culpable y lo reta mientras reitera la legitimidad de su mensaje.
Una de las características sobresalientes de los miembros de la Generación de la Amistad es el uso de la tecnología y las redes sociales como medios esenciales para llevar su obra más allá de los límites geográficos que ocupan. En el caso de Embarek, además de participar en diversas antologías poéticas, la publicación de su obra en línea ha facilitado su activismo político y la transmisión de su mensaje en defensa del Sáhara Occidental. Uno de sus poemas, Soy el Sáhara, publicado en el sitio web de la Unión Nacional de Mujeres Saharauis, forma parte esencial del activismo político presente en la obra de Embarek. El poema dice:
Seré guerra
y cuando sea necesario, seré paz.
Seré la paz de la guerra
y el límite entre ambos
lo marcaré yo.
Que no vuelvan a llamarme fanfarrona,
Que no vuelva ningún ministro
a provocarme,
que durante los años de mi tragedia,
ya le derribé algunos muros
y logré hacer caer sus falsos estandartes.
No hay gobierno usurpador,
ni cruel,
ni rey tan soberano
que pueda mirarme a los ojos,
y negarme que es culpable.
No podrá porque no ha olvidado las veces que le he enfrentado,
le he descubierto y ganado.
Mírame bien,
porque el timón está en mis manos,
y el viento sopla a mi favor,
no seré yo la que tema,
no seré yo la que pierda,
ni oirás mis palabras en vano.
Ya soy vieja,
Treinta y cuatro años han pasado
Pisando mi cuerpo,
bajo metros de tierra enterrado.
Más de treinta años han dejado
en mi boca sabores amargos,
algunos ya no los siento,
otros se han vuelto brazos,
de líderes desconocidos,
de mujeres en esperanza,
brazos de mártires que vuelven
extendidos a la superficie,
acudiendo a mi llamada,
al de esta vieja que soy yo,
y que ahora vuelve joven
y renovada.
Que no me llamen fanfarrona,
porque mis hijos le responden,
que mi voz no es una sola,
soy el Sáhara.
ESCUCHA BIEN MI NOMBRE
En Soy el Sáhara se hace evidente la conexión directa de la región del Sáhara Occidental, específicamente su paisaje y su tierra, con la identidad y el patriotismo de los saharauis. En el poema, Embarek utiliza una voz fuertemente personal, femenina y altiva en donde abandona su posición como poetisa para convertirse directamente en el Sáhara. Ya no es la voz de Embarek la única que produce un mensaje de lucha, de defensa por lo propio y de seguridad en un futuro independiente, sino que se transforma en la combinación de las voces de todos sus compatriotas en una, como recalca en el verso “que mi voz no es una sola”. El Sáhara de este poema no representa un desierto vacío, árido y abandonado, sino una nación victoriosa, sabia y rejuvenecida, que reta a sus oponentes y se dirige abiertamente a un “rey tan soberano” que fácilmente puede traducirse a los reyes marroquíes (Hassan II y Mohamed VI), culpándolo de las angustias y el sufrimiento vividos en las últimas décadas. Como en los poemas de Zahra El Hasnaui, Embarek resalta el paso del tiempo bajo un gobierno opresor y el resurgir de un país nuevo y en control de su propio futuro, cuyos mujeres, líderes y mártires lograrán liberar. El poema subraya con letras mayúsculas la importancia de la unión de los saharauis, todos hijos del Sáhara, cuyo nombre no debe ser olvidado por quienes quieren arrebatarle la libertad. El uso de letras mayúsculas para acentuar la fuerza de sus palabras, no es exclusivo del poema Soy el Sáhara. De hecho, el poema El uso de la palabra, presenta esta misma táctica en palabras como “culpable” y “nosotros, ¡Sáhara libre!”, en el que se permite a los saharauis alzar su voz en contra del opresor. El poema El uso de la palabra fue dedicado por Embarek al “fin de la represión y la violación de los derechos humanos del pueblo saharaui en los territorios ocupados del Sáhara Occidental por parte del gobierno marroquí” (Moya Fernández, 2012: 86). El poema dice:
En el uso de la palabra digo,
CULPABLE.
No habrá más silencio
mientras siga tu culpa,
y más tarde, no habrá silencio.
He venido a jurar tu delito
ante el dolor de mis hermanos
vivos enterrados, vivos quemados, vivos muertos...
He venido a entregar mi palabra y mi sangre
donde mi deber es ofrecerla,
a este pueblo mío punzado
de bocas rotas y palabras heridas...
Debes saber, tú, CULPABLE,
artífice de nuestra condena,
que llevo grabada tu culpa
en cada uno de mis fonemas.
Debes saber,
que será legítima mi palabra
allí donde quiera que yo vaya,
porque la voz me ha sido entregada
en nombre de mis ahogados.
A falta de libertad
hemos tallado un lenguaje,
mientras tú nos golpeas,
nosotros cosemos banderas,
mientras tú desgarras nuestros cuerpos
nosotros nos cubrimos de piel nueva,
mientras levantas muros insolentes,
fusilas ojos y gargantas,
a nosotros se nos derrama la voz
entre ríos caudalosos de verdades.
Donde tú dices fuerza,
nosotros libre,
donde dices llanto,
nosotros libre,
donde dices excusa,
nosotros libre,
donde dices violencia,
nosotros libre,
donde dices tuyo…
NOSOTROS ¡SAHARA LIBRE!
En el uso de la palabra digo, denuncio:
CULPABLE
La temática de la revolución y del sufrimiento vivido por los saharauis continúa como eje central en El uso de la palabra. Al igual que en Soy el Sáhara, se presenta el uso de la voz en primera persona, dirigiéndose al extranjero que invade violentamente su patria. En esta ocasión el Sáhara se ha convertido en un juez que condena la opresión y la violencia impuestos sin piedad sobre los saharauis y subraya el hecho de que no tiene intención de rendirse. En el poema, Embarek no construye una voz única y aislada, sino una voz íntima representativa del colectivo saharaui que utiliza la palabra, no la violencia, para defenderse. La palabra en este caso se convierte en símbolo de las protestas pacíficas llevadas a cabo en contra de la ocupación marroquí en diferentes regiones del Sáhara Occidental, en los campamentos de refugiados de la frontera con Argelia y a nivel internacional, pero que han sido acalladas por la influencia del gobierno marroquí en la política internacional. La libertad soñada por los saharauis se contrapone a la fuerza, las excusas y la violencia que Marruecos ha traído consigo desde la ocupación en el 1975. La palabra a la que se refiere el título del poema se transforma entonces en la voz de los silenciados, en la lucha por la libertad y en el fin de una tortura que ha durado casi cuatro décadas. Por lo tanto, con la palabra se rompe el discurso marroquí sobre la legalidad de su apropiación del Sáhara para dar lugar a un Sáhara libre e independiente.
Los incidentes ocurridos en el campamento Gdeim Izik impactaron fuertemente a Embarek y reforzaron su intención de defender el Sáhara Occidental a través de un activismo político constante e incesante y a través de la poesía. Salka Embarek escribió un poema titulado Seco Gdeim Izik, en el que se expresa su dolor e indignación por el sufrimiento de sus compatriotas atacados en el campamento. En el poema, Embarek expresa que a pesar de la opresión “hay un destino forjado / conocido por mis hermanos / en los ojos lo llevan las mujeres, / los niños lo levantan en las manos” (Moya Fernández, 2012: 88) Por lo tanto, hay esperanza y hay confianza en la causa del Sáhara Occidental, una causa en la que Embarek se identifica directamente con su tierra y con sus hermanos, los saharauis. En un texto titulado Hijos de Izik, en los que Embarek combina el ensayo con la poesía, la autora expresa indignada que “el opresor no ha dejado una herida, no ha formado cicatrices, nos ha señalado que vamos por el buen camino.” (Moya Fernández, 2012: 91) y termina con un poema corto que refuerza la convicción del pueblo saharaui a no rendirse:
Izik,
se rompió el miedo,
Gdeim Izik,
desafío multiforme
de mi pueblo en resistencia.
Izik,
genio cívico y ejemplar,
Gdeim Izik,
participación popular.
Para Salka Embarek, la tragedia ocurrida en Gdeim Izik no puede verse como un fracaso, sino como una prueba de la resistencia de sus compatriotas, de la cual salieron victoriosos. Gdeim Izik confirmó que el temor del Sáhara Occidental ante los marroquíes no existe y que más que una causa política, es una causa social en defensa de su identidad como saharauis. Como señala ella misma en su poema No es fácil amar así (publicado antes del incidente en Gdeim Izik):
[…]
Soy consciente de que mi propósito contigo
es de un compromiso asombroso,
pero te diré que yo iba a ser estudiante,
pastor, traductor de idiomas, ingeniero,
un intelectual discreto, un niño viajante,
lucharía atrevido por rozar tu boca en la noche
paseando libre por mis calles tuyas.
[…]
Que todos lo sepan,
no cederé en mi empeño de amarte,
no antes de lucharte y lograrte,
porque sin ti, patria,
no soy nadie.
Por un Sáhara libre.
El poema no encarna esta vez una personificación del Sáhara, una voz enfrentada al enemigo o la posición revolucionaria de Embarek como individuo y como saharaui. En No es fácil amar así, la voz pertenece a todos los saharauis, independientemente de sus profesiones, habilidades o educación, esa voz se convierte en la de un solo pueblo que abre un diálogo con la patria mientras reafirma su compromiso por verla libre algún día. Gdeim Izik no fue un incidente aislado y pasajero, sino que fue un eslabón en la cadena revolucionaria del Sáhara Occidental y que ratifica el deber de todo saharaui de luchar por su libertad.
Conclusión
El pueblo saharaui se distingue por la proliferación de una literatura comprometida en el que las mujeres tienen un papel esencial, entre ellas Zahra el Hasnaui y Salka Embarek. Es indiscutible que la poesía, ya sea escrita o como parte de una antigua tradición oral, conforma el esqueleto de la cultura saharaui; un esqueleto que le da soporte y estructura, y que forma parte esencial de la supervivencia de dicho pueblo. La poesía saharaui va mucho más allá de la admiración del paisaje desértico, el simbolismo del bubisher7
El rol de las mujeres saharauis en la literatura de la región ha sido fundamental. De hecho, las mujeres saharauis continúan siendo protagonistas de un dinámico activismo político y social que a través de la palabra exige el reconocimiento de la República Árabe Saharaui  Democrática y el fin permanente a los encarcelamientos, desapariciones, torturas y asesinatos cometidos en contra de sus compatriotas. La obra de Zahra el Hasnaui y Salka Embarek, son ejemplo de la fuerza de la palabra y de la efectividad de la literatura para plasmar y transmitir el dolor y el sufrimiento de un pueblo oprimido. Al igual que muchos saharauis, ambas autoras sufrieron en carne propia la invasión, la huida y el exilio, por lo que en los últimos años se han dedicado a divulgar con más fuerza la voz de un pueblo que clama por la devolución de sus tierras. Casi cuarenta años de ocupación y los incidentes ocurridos en Gdeim Izik han añadido leña al fuego de la revolución social y literaria a la que pertenecen estas escritoras. Cada poema constituye una unión indivisible entre la escritora, la identidad de los saharauis, el Sáhara y el lector y tienen el objetivo de crear conciencia de la necesidad de adoptar una actitud activa de solidaridad. El Hasnaui y Embarek presentan y enaltecen un discurso revolucionario en defensa de su nación y de sus compatriotas, y como mujeres se presentan con fuerza, delatando y retando al enemigo invasor a través de la palabra. Ellas, al igual que muchas otras saharauis, seguirán escribiendo y seguirán luchando hasta lograr la tan anhelada libertad del Sáhara Occidental.
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1 Gabriel Celaya Leceta (1911-1991) fue un conocido poeta español que perteneció a la generación literaria de posguerra. Celaya defendió fervientemente la idea de una poesía no elitista y fue uno de los representantes más destacados de la poesía “comprometida” o poesía social en el que la poesía se convirtió en una herramienta esencial como método de denuncia, testimonio y protesta.
2 “Jaima” es el nombre con el que se le conoce a las tiendas de campaña de los pueblos que viven en el desierto.
3 Se le conoce como la Marcha Verde a la entrada de más de 350,000 marroquíes (civiles y militares) al territorio del Sáhara Occidental el 6 de noviembre de 1975 (Campoy-Cubillo 2012: 155). La Marcha Verde fue anunciada e incitada por el rey de Marruecos, Hassan II, quien exhortó a los ciudadanos marroquíes a ocupar el Sáhara Occidental como parte de su plan expansionista. Como explica Alejandro García en un estudio sobre el conflicto en el Sáhara: “(…) la Marcha fue una jugada maestra de Hassan para recuperar la iniciativa y legitimarse por fin en el trono” (2010:63).
4 El Acuerdo Tripartito de Madrid (también conocido como los Acuerdos de Madrid) se llevó a cabo el 14 de noviembre de 1975 entre España, Marruecos y Mauritania. A través de dicho acuerdo, España transfirió la autoridad administrativa sobre el Sáhara Occidental a Marruecos y Mauritania. Sin embargo, en dicho acuerdo España no transfirió la soberanía sobre el Territorio ni confirió a ninguno de los dos países en cuestión la condición de potencia administradora del Sáhara Occidental. El Acuerdo Tripartito de Madrid ha sido desde entonces blanco de fuertes controversias políticas tanto a nivel nacional e internacional, ya que la Organización de las Naciones Unidas ha cuestionado fuertemente la validez de dicho tratado, por lo que hasta el día de hoy el Sáhara Occidental aún figura en la lista de territorios pendientes de descolonización.
5 El Frente Polisario es el movimiento de liberación nacional del Sáhara Occidental creado inicialmente (1973) en favor de la independencia del dominio colonial español y posteriormente para defender el territorio de la ocupación marroquí con el propósito de alcanzar la autodeterminación del pueblo saharaui.
6 En el año 1991, se creó la Misión de Naciones Unidas para el referéndum en el Sáhara Occidental, también conocido como Minurso (por sus siglas en francés Mission des Nations Unies pour l'Organisation d'un Référendum au Sahara. El referéndum que constituye el objetivo principal de la misión se ha convertido en una disputa entre Marruecos y el Polisario sobre quiénes tienen derecho al voto. La disputa hasta el día de hoy no sido resuelta (Campoy-Cubillo 2012: 155).
7 El bubisher es el pájaro que, según los saharauis, trae suerte y esperanza. En el año 2003 la editorial Puentepalo (de Las Palmas de Gran Canaria) publicó una antología poética saharaui titulada Bubisher: poesía saharaui contemporánea, en la que participaron seis jóvenes poetas saharauis pertenecientes a la Generación de la Amistad.
Bibliografía
Campoy-Cubillo, A. Memories of the Maghreb. New York: Palgrave Macmillan 2012.
El Hasnaui, Zahra. “Nayem” en Moya Fernández, C. (ed) La primavera saharaui: Escritores saharauis con Gdeim Izik. Madrid: Bubok Publishing S.L. 2012, pp. 98.
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——. “El año diez y uno” en Um Draiga: Poesía saharaui contemporánea. Zaragoza: Diputación de Zaragoza y Um Draiga 2007, pp.117.
——. “Una flor” en Um Draiga: Poesía saharaui contemporánea. Zaragoza: Diputación de Zaragoza y Um Draiga 2007, pp.118.
Embarek, Salka. “En el uso de la palabra” en Moya Fernández, C. (ed) La primavera saharaui: Escritores saharauis con Gdeim Izik. Madrid: Bubok Publishing S.L. 2012, pp. 86-87.
——. “Seco Gneim Izik” en Moya Fernández, C. (ed) La primavera saharaui: Escritores saharauis con Gdeim Izik. Madrid: Bubok Publishing S.L. 2012, pp. 88.
——. “Hijos de Izik” en Moya Fernández, C. (ed) La primavera saharaui: Escritores saharauis con Gdeim Izik. Madrid: Bubok Publishing S.L. 2012, pp. 89-91.
——. “No es fácil amar así.” Poesía de mujer saharaui. Unión Nacional de Mujeres Saharauis. Web. http://mujeressaharauisunms.blogspot.com/p/poesia-de-mujer-todos-los-saharauis-y.html [último acceso 7/5/2014].
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